jueves, 1 de junio de 2017

Narrativa I Encuentro Equilibrio Compartido y Colección Museo Ruso de Málaga


Recorremos los pasillos, conociendo algunos enclaves de las instalaciones del Museo Ruso de San Petersburgo de Málaga. Enclavesque invitan a dejarse llevar por nuestro guía, y dinamizador del Museo, José Manuel.

Llegamos a la sala-taller donde los sentidos se despiertan a pesar de la hora de la tarde que es, vemos arte, vemos creaciones diferentes y despiertan nuestra curiosidad.
El comienzo no defrauda, primera dinámica: describe sin ver a una de las compañeras de la sesión. Con niños continuaríamos invitándoles a reconocer por la sala con ojos cerrados al compañero que habían descrito, movimiento libre en un museo, es algo a lo que no estamos acostumbrados.



Vemos pinceladas de otras técnicas: mesa de luz, uso de material reciclable, hacer un autorretrato usando una bolsa y espejo, crear murales con diferentes texturas… cada una de ellas nos hace ver que el escuchar otros agentes educativos puede enriquecer creativa y artísticamente las aulas, así como los colegios en los que trabajamos.

A partir de este momento queda clara la filosofía de este lugar: el museo se entiende como detonante para que el visitante sea activo y participativo dentro de él.



Obviamente esto no siempre fue así y está bien recordar cuál ha sido la evolución de los departamentos educativos de los museos en las últimas décadas, donde ahora se apuesta por un acercamiento a un pensamiento constructivista, alejándose de la concepción de que a un museo sólo se va para visitarlo, siendo esta última una visión pobre del sentido de un museo desde el punto de vista educativo. Debatimos también sobre la importancia de que los equipos pedagógicos de los museos interactúen en los propios centros educativos, antes y posteriormente a la visita del alumnado al museo.



Cada estudiante crea su propia experiencia en el museo y eso convierte cada visita en una experiencia nueva, si añadimos que esta colección cambia todos los años entre Enero y Febrero, el resultado es que tenemos un museo que ofrece dos opciones diferentes en un mismo curso escolar, aspecto interesante para los docentes. A esto sumamos que podemos solicitar en el apartado observaciones de la solicitud qué aspectos queremos que se trabajen durante la visita, cuál es el objetivo que nos hemos establecido con nuestro alumnado o la expectativa que queremos desarrollar en la visita. La afirmación se vuelve a repetir, en el museo no se hacen manualidades, cada alumno es el agente activo que construye su experiencia en el museo, es el protagonista y el arte el vehículo central.


Suenan nombres de mujeres que han aportado textos interesantes sobre esta relación tan especial entre arte y educación: María Acaso, Aída Sánchez De Serdio Martín…


Y las dinámicas continúan y podemos apreciar como la carga emocional de cada uno de nosotros es esencial en una obra de arte, tanto individual, como colectiva, habla de nosotros y de nuestra relación con lo que nos rodea. Todo esto se hace más evidente en la dinámica que realizamos con unos simples alambres, cargando de emociones, de nosotros mismos, esos inertes alambres y como se convierten en una expresión viva de nuestros sentimientos.

La charla sigue siendo distendida pero intensa, donde José Manuel toma nota de las propuestas que las docentes demandan y nos devuelve en forma de preguntas ideas para reflexionar sobre la expresión a través del arte ¿Cómo contar lo que no se ve?


Recorremos las salas buscando algunas obras concretas que hablan por sí mismas y provocan un diálogo en el grupo que podemos desarrollar de igual modo con el alumnado, porque los cuadros son así, hablan y simplemente hay que escucharlos con atención. Pero para ello es necesario, pararnos, mirar, sentir y reflexionar sobre lo que vemos.

Nos despedimos delante de Kandinsky con la sensación de haber encontrado un lugar donde poder ahondar sobre las propias emociones y no sólo en las del artista, como nos dice José Manuel. 

Aprovechamos también para darles las gracias a los responsables del equipo pedagógico del Museo Ruso San Petersburgo de Málaga por hacer posible este primer encuentro. Gracias.

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